EL VALOR DE LAS COSAS

Comenzamos a valorar algo, cuando tenemos necesidad de ello, según el diccionario de la Lengua Española, valorar: es determinar el valor de una cosa, ponerle precio.
"El sector citrícola empieza a ver la luz al final del túnel". Nada más cierto de la realidad, esta frase se escuchó muchísimas veces por el año 2005.
Cada año que pasa es un punto peor, pero no nos podemos quejar, siempre tenemos la esperanza de que la situación mejore un poco, porque al fin y al cabo solo son precios, altos o bajos, (más bien bajos), pero solo son precios.
Por más que el agricultor se queje, patalee, grite, hay veces que los costes son superiores a la producción.
¿Donde está el valor de las cosas? 
Aunque se proceda con contratos firmados, y tengan un valor las naranjas, a la hora de cobrar, te argumentan mil y una "sinrazones", para no pagar lo estipulado, ya que el ingenuo agricultor que firma estos papelitos, no lee la letra pequeña;¿Cómo no lee usted la letra pequeña?, te preguntan cuándo vas a reclamar lo tuyo.
El hombre ya tiene bastante con preocuparse en vender su producción, que tanto esfuerzo le ha costado, todo el año, abonando, regando, fumigando, y al final cuando viene la cosecha, se tiene que  preocupar por facilitarle a la cuadrilla que manda la empresa,( que te ha comprado supuestamente tu naranja),  la recolección del fruto, de que no se dejen ninguna, de que el pesaje sea el correcto, de sacar las naranjas del fondo de la parcela con su tractor, porque allí no llega el camión, y si no esas se quedan, y lo que interesa es que se las lleven todas como sea.
Bastaste tiene el hombre, de que no se le escape ningún detalle, como para preocuparse de leer la letra pequeña, lo que quiere es que le den pronto el cheque y poderlo llevar al banco, aunque sea para cobrarlo, como mínimo, dentro de tres meses.
Este trabajo no se valora, y me vuelvo a preguntar ¿dónde está el valor de las cosas?
Según nuestros conocimientos las primeras valoraciones que hicieron los hombres, datan de Mesopotamia, entre el 5500-4500 a.C. Siendo sus pobladores, agricultores y ganaderos, tenían necesidad de un vidrio volcánico: la obsidiana, que por su borde cortante era utilizada para realizar enseres domésticos, útiles y armas. 
Sin embargo en la agricultura actual, ¿dónde está el valor de las cosas?
¿Por qué valoraban estos pobladores este vidrio volcánico, si no les servía para alimentarse, ni para vestirse?
El valor de la obsidiana, es impuesto por las mismas personas que tiene necesidad de utilizarla; al ser un producto que no se encuentra en la región en la que habitan, por lo que se tienen que desplazar a otros lugares a buscarla.
El precio o valor que se pone a este vidrio, es también el impulsor de unas relaciones comerciales y culturales entre diferentes lugares, propiciando un librecambismo de culturas y productos.
Cuando existe un librecambismo, debe existir también una valoración de las cosas, ya que el solo hecho de graduar el valor de algo, hace que este se valore más, y por lo tanto sea más apreciado. Para los pobladores de Mesopotamia, la obsidiana tenía un gran valor, tanto por el uso que hacían de ella, como por ser un producto con el que tenían que hacer trueque.
¿Y para nosotros?
¿Cuál es el valor de las cosas?

1 comentario:

  1. Esperemos que esta campaña que empezamos pronto, sea un poquito mejor que la anterior

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